¿Cómo me convierto en un defensor de la vida?

Por: Ricardo Rodriguez | El Salvador

En las cuestiones que afectan a la vida y a la familia no pueden existir los consensos ni privar el deseo de las mayorías. A la hora de defender la vida no hay mayoría ni minoría: esas leyes no son leyes. En todo caso se impone ejercer el derecho a la objeción de conciencia»  – Cardenal Cirpiani Arzobispo de Lima.

Para convertirnos en defensores de la vida, necesitamos informarnos, estudiar, conocer. Debemos tener un criterio bien formado sobre todos los temas que sea posible, para no decir “no sé” y sobre todo para no terminar contradiciendo las enseñanzas de Jesús por ignorancia; esto significa que debemos estar preparados para hablar de muchos temas, tanto con argumentos científicos, éticos, filosóficos, médicos, morales y también religiosos, porque lo que quieren muchos socialistas,  feministas radicales, los que promueven la ideología de género, los defensores de las bodas entre homosexuales, los que quieren legalizar la eutanasia y los abortistas, es que los cristianos no usemos las armas que nos da la fe. Utilizar “todos los argumentos” significa también no tener miedo a decir las cosas como son, requiere valentía, pero esa ya la tenemos en nosotros, por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado. Muchas veces la gente intentará desacreditarnos diciéndonos “fanáticos”, “radicales”, “fundamentalistas” etc., esos nos dirán cosas duras con la intención de intimidarnos y callarnos; ya he visto como en algunos foros, los que defienden lo correcto son obligados a silenciarse, todo porque un par de coléricos defensores del aborto, se dedicaron a descalificarlos y a insultarlos. Los que solo abogamos por la justicia y por el bien de la humanidad entera, solo cumplimos con apenas una parte de nuestra misión como cristianos. Que ningún insulto nos calle, al contrario que eso sea lo que nos anime, porque nos convierten en bienaventurados.

Es un error decir que una mujer embarazada está “esperando” un bebé, el bebé que se esperaba ya vino, ya está en el útero y también entre nosotros, ya es un ser humano, ya siente, ya le duele, ya tiene derechos, en especial, tiene derecho a vivir a ser protegido por sus padres e inclusive por la sociedad y el Estado.

Los defensores del derecho al aborto suelen criticar a quienes defienden el derecho a la vida, por intentar imponer sus creencias religiosas a los demás. Aunque la religión proporciona sólidos argumentos en este debate, debemos saber que los argumentos no son únicamente religiosos, pero, para defender algo debemos conocerlo. Aquí hay algo curioso, casi siempre son los abortistas no religiosos son los primeros en mencionar la religión para desacreditar todos los argumentos de los pro-vida, incluso si tu como cristiano practicante, les dieras argumentos científicos, ellos van a hablarte de religión.

Muchas organizaciones como la ONU quieren reescribir la historia, anular los valores y los principios cristianos, quieren empujarnos a vivir una vida inmoral, contraria a la naturaleza y al conocimiento infuso del bien y del mal que tenemos en nuestros corazones, para los que defienden la agenda en temas como el aborto, la anticoncepción, el homosexualismo y otros, la destrucción de la Iglesia Católica es algo de carácter urgente, porque es el único freno que tienen para instaurar la inmoralidad, de ahí proviene la idea de esa religión mundial que pretende neciamente detener al Espíritu Santo.

ARGUMENTOS PARA DEFENDER LA VIDA

Hablemos la verdad y hablémosla claro, ya sea en términos filosóficos, morales, legales, científicos, bíblicos, etc. Ya nuestra primera célula, el cigoto, es un ser humano, y lo es porque reúne las dos características de toda vida: tiene identidad individual gracias a su ADN propio, y por tanto es distinto de su madre, y además obra y se desarrolla por sí mismo. Entre otras cosas, desde su concepción, el nuevo ser humano comienza a mandar señales químicas a su madre para que no luche contra el, sabemos que un objeto extraño será neutralizado por las defensas de nuestro cuerpo y esto no ocurre en el embarazo.

El aborto es por lo tanto, poner fin intencionalmente a una vida humana individual biológicamente distinta de sus padres. Es un juicio subjetivo darle menos valor a la vida del concebido que a la vida de su madre. Científicamente, la realidad supone que todo ser humano es un hombre desde su concepción hasta su muerte, y el nombre que utilicemos en cada fase de su vida para denominarlo es indiferente: Cigoto, embrión, feto, niño, adulto, etc. Siempre hay ahí una persona humana, una unidad biológica mantenida. Esa es la realidad. Y lo mismo sucede respecto a ley moral que señala que no se debe matar a otro ser humano: Es algo que existe en la naturaleza de las cosas, es una la verdad relativa a la vida.

La Convención Sobre los Derechos del Niño aprobada por las Naciones Unidas en su Resolución 44/25 dispuso que todo niño merece protección legal “tanto antes como después de su nacimiento” el derecho a la vida “es el derecho elemental y primario sin el cual, los demás derechos carecen de sentido”, ¿No sería esto suficiente para callar a los grupos proabortistas?, por lo que vemos en las noticias, parece que no.

«Aceptar el hecho de que después de que la fertilización un nuevo ser humano cobra vida, ya no es un motivo de pruebas u opiniones, es simple evidencia. No tengo duda alguna: ABORTAR ES MATAR A UN SER HUMANO, AUNQUE EL CADAVER SEA MUY PEQUEÑO» todo esto lo dice el Dr. Jerome Lejeune, padre de la genética moderna.

La mayoría de Constituciones sobre las cuales se han erigidos las Repúblicas reconocen el derecho a la vida y ofrecen protegerla desde la concepción y hasta la muerte; por lo tanto, toda legislación a favor del asesinato de seres humanos es inconstitucional, aunque se refiera a los que aún son muy pequeños, de ahí la importancia para los proabortistas de modificar las constituciones. Gandhi dijo: «A mí me parece claro como la luz del día que el aborto es un crimen» y como el, todos debemos gritar esta clara verdad. El Padre Victor Salomón de Sacerdotes por la Vida dice: “¿Por qué debería considerarse asesinato matar a un bebe el día después de nacer pero no el día antes?” Y efectivamente, el ser vivo que está dentro del útero es el mismo ser vivo que está fuera del útero al momento de nacer, por ende, no son dos, son el mismo ser humano que está protegido por la ley desde que fue concebido.

A las dos semanas de la concepción, el nuevo ser humano, ya está completamente implantado en el útero. Una semana más tarde, ya se le están formando el cerebro, la médula espinal y los ojos; y unos días después le latirá el corazón, aquí ya se alimenta de la madre, como también lo hace un bebé recién nacido. A las 10 semanas de concebido, este nuevo ser humano tiene ya unas huellas digitales únicas que lo acompañarán durante toda su vida. Aunque sea muy pequeño, ya es un ser humano como tú y como yo, muchísimo más vulnerable, muchísimo más débil, por lo tanto, en vez de agredirlo, debemos cuidarlo, defenderlo y ayudarlo a sobrevivir.

Otro argumento Pro-Vida es de orden filosófico. Desde este punto de vista nosotros podemos rastrear nuestro ser, individuo y existencia hasta el momento de la concepción. Por lo tanto «usted» y «yo», fuimos una vez este pequeño ser humano de una, dos o cuatro células. No solamente comienza biológicamente la vida en el momento de la concepción, sino también el misterio inefable de la persona en sí. El acabar con la vida existente en el vientre, es terminar con el «yo» que hubiera estado consciente de ella luego. La ausencia de lo que significa la conciencia en el vientre, así como en cualquier otra etapa de la vida, no significa que la persona no está presente. Lo mismo sucede con una persona mentalmente deficiente, dormida o en estado de coma. Esto no significa que «Carlos» o «Marta» han dejado de ser personas humanas. La continuación de la personalidad es la misma que la continuación de la vida humana, de otra manera estaremos reducidos ilógicamente a que esto depende del ser humano, el decidir cuando comienza la personalidad. Los inicios de un individuo no dependen de la aceptación de la madre, del estado, o de su propia conciencia o algún otro criterio subjetivo.

Desde el punto de vista teológico se puede demostrar que en la «Didaché» (Enseñanza de los Doce Apóstoles Siglo 2) y en otros escritos antiguos, ya se condenaba el aborto y el infanticidio. La Didaché dice claramente: «No matarás con el aborto al fruto del seno y no harás perecer al niño ya nacido» y Tertuliano quizá no ha mantenido siempre el mismo lenguaje; pero no deja de afirmar con la misma claridad el principio esencial: «es un homicidio anticipado el impedir el nacimiento; poco importa que se suprima la vida ya nacida o que se la haga desaparecer al nacer. Es ya un hombre aquel que está en camino de serlo«. El Decreto de Graciano refiere estas palabras del papa Esteban V: «Es homicida quien hace perecer, por medio del aborto, lo que había sido concebido«. Santo Tomás, Doctor común de la Iglesia, enseña que el aborto es un pecado grave, contrario a la ley natural. En la época del Renacimiento, el papa Sixto V condena al aborto con la mayor severidad. Un siglo más tarde, Inocencio XI reprueba las proposiciones de ciertos canonistas laxistas que pretendían disculpar el aborto provocado antes del momento en que algunos colocaban la animación espiritual del nuevo ser. En nuestros días, los últimos pontífices romanos han proclamado con la máxima claridad la misma doctrina: Pío XII ha dado una respuesta explícita a las objeciones más graves; Pío XI ha excluido claramente todo aborto directo, es decir, aquel que se realiza como fin o como medio; Juan XXIII ha recordado la doctrina de los Padres acerca del carácter sagrado de la vida, «la cual desde su comienzo exige la acción creadora de Dios». Más recientemente, el Concilio Vaticano II, presidido por Pablo VI, ha condenado muy severamente el aborto: «La vida desde su concepción debe ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables«. El mismo Pablo VI, hablando de este tema en diversas ocasiones, no ha vacilado en repetir que esta enseñanza de la Iglesia «no ha cambiado ya que es inmutable». La ciencia ha resuelto esas dudas y hoy sabemos con certeza que la vida humana comienza en el momento de la concepción, por lo tanto debemos proteger esa vida.

Síndrome post-aborto:  Otra razón para no abortar que también es un hecho confirmado, es que en el aborto mueren dos: el niño y la madre. Ninguno de los proabortistas alerta a las mujeres que piensan en abortar sobre el síndrome post aborto, pero gracias a Dios cada día hay más y más mujeres contando su testimonio para convencer a otras de que no arruinen sus vidas como ellas lo hicieron. Esto es un secreto que convenientemente guardan los que promueven el aborto, a nadie le explican las terribles consecuencias que tienen que vivir las mujeres que decidieron asesinar a sus propios hijos. La vida de estas madres que mataron a sus hijos suele ser una experiencia muy dolorosa después, a pesar del paso del tiempo. La persona que ha abortado, termina muriendo aunque esté viva, caen en tremendas depresiones, las persigue una culpa innombrable, la tristeza se apodera de ellas y hay un sentimiento de vacío que no se puede llenar con nada, es una verdadera pesadilla tan desgarradora como el mismo hecho de desmembrar el pequeño cuerpecito de un inocente. No es de extrañarse, si el vientre de una mujer fue creado para que Dios ahí brinde la vida a otros hijos suyos, ¿porqué convertirlo en un lugar donde se asesina? El vientre puede convertirse en un lugar sagrado o en la escena del más sangriento de los crímenes.

ARGUMENTOS BÍBLICOS

«Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó.» (Génesis 1, 27) ¿Quien es el hombre para quitarle la vida a quien Dios se la ha dado? Ser humano significa ser imagen de Dios y no ser unas simples células, debemos reflejar a Dios al cuidar y proteger la vida.

«¿Quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él cuides?…coronándolo de gloria y grandeza; le entregaste la obra de tus manos» (Salmo 8, 5-7) Dios no sólo nos hizo, sino que nos valora al punto de hacerse como nosotros para salvarnos. Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada, ¡más sagrada de lo que jamás nos habíamos imaginado!

Cuando la primera madre (Eva) trajo al mundo al primer niño, exclamó: «He podido tener un varón con el favor de Yavé» (Génesis 4, 1). Los padres cooperan con Dios en traer una nueva vida al mundo. Debido a que todo este proceso está bajo el dominio de Dios, es un pecado interrumpirlo. El profeta Amós condena a los amonitas, «Porque ellos al extender sus dominios abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad» (Amós 1, 13)

«Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo» (Salmo 127, 3)

Dios conoce al niño no nacido. «Me tejiste en el seno de mi madre…mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto» (Salmo 139:13,15). Dios, además, ayuda y llama al niño no nacido. «Me entregaron a Ti apenas nacido, Tú eres mi Dios desde el seno materno» (Salmo 22, 11). «Hasta que me llamó por su mucho amor el que me había elegido desde el seno de mi madre» (Gálatas 1, 15)

“Mi embrión veían tus ojos, en tu libro están inscritos los días que me has fijado…” (Salmo 139, 16) Desde el embrión ya Dios había decidido cuánto era el tiempo de mi vida, ¿quién es el hombre para decidir acortar esos días?

El dedo mismo de Dios escribe sobre piedra el mandamiento «No matarás» (Éxodo 20, 13; Deuteronomio 5, 17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19, 18 notar que Él primero menciona este mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no pueden entrar en el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22, 15)

«Sino que se mezclaron con ellos y los imitaron…Sacrificaron a sus hijos e hijas a los demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; la tierra quedó manchada de sangre» (Salmo 106:35, 37-38). Veamos las consecuencias de esto: «Sacrificaron a sus hijos e hijas por el fuego…entonces Yavé se enojó muchísimo y los arrojó lejos de su presencia» (2 Reyes 17:17-18)

«Sean compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes» (Lucas 6, 36). «Vete tú y haz lo mismo» (Lucas 10, 37). «Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos» (Mateo 7, 12). «Que se amen los unos a los otros» (Juan 15, 17)

El aborto es totalmente contrario a estas enseñanzas. Es la justicia trastornada, invertida, puesta al revés. Es la destrucción de los indefensos en lugar de ser su rescate. Si el pueblo de Dios no interviene para salvar a aquéllos  cuyas vidas están siendo atacadas, no están ni agradando ni adorándolo a Él.

«Pues se les enseño desde el principio que se amen los unos a los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano…» (1 Juan 3, 11-12)

Tenemos que estar unidos todos los que tenemos los mismos sentimientos pro-vida y pro-familia, seamos católicos o de otras religiones, la defensa de la vida no es asunto del catolicismo, es asunto de interés para todo ser humano. Tú ahora conoces algunos argumentos para comenzar a defender la vida, ruega a Dios que te conceda el valor para comenzar a hacerlo, los católicos no tenemos otra opción, antes de convertirnos en cómplices por permanecer en silencio, mejor hablemos y dejemos que nuestros gobernantes se enteren que la inmensa mayoría somos pro-vida y antiabortistas.

Las redes sociales son una excelente herramienta para comenzar a difundir algunos mensajes que ayuden a otros a entender porqué el aborto es el peor de los crímenes y no una la opción de salud como algunos gobiernos dicen y menos un derecho humano. Espero que encuentres el lugar para comenzar a evitar que nuestro país se vuelva legalmente fértil para sembrar la cultura de la muerte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *