Homosexualidad: Una situación controversial

Testimonio enviado al correo de VIDA SV. Esta persona ha decidido permanecer en anonimato para el público.

» La respuesta no es la homofobia, la respuesta es el amor al prójimo, cuando amas al prójimo buscas lo mejor para él y no lo rechazas, no se trata de acolitar, se trata de respetar, se trata de ayudar, se trata de dar la mano y hablar, y armarse de paciencia porque el camino del cambio no es fácil, pero no es imposible y más cuando tomas la mano de Dios.»

Compartir una historia personal de vida, no es fácil, pero he decidido hacerlo porque creo que sería muy útil para muchas personas, Tengo 22 años, nací en el seno de una familia con fuertes convicciones religiosas y desde que tengo uso de razón, soy homosexual, recuerdo que desde que tenía 7 años me cuestionaba sobre esto, me preguntaba: ¿Será que soy homosexual?, pasaron los años y en época de mi pre adolescencia un joven de aproximadamente 5 años mayor a mi quiso aprovecharse de mí, abusó de mi inocencia y me mostró cosas que en verdad hubiese preferido me las enseñaran mis padres, en todo caso, no le conté nada a mis padres, pues yo creía que lo disfrutaba, ya que desde niño se me había metido la idea en la cabeza de que era homosexual.

En cuanto cumplí los 12 años tenía fantasías sexuales con hombres y siempre pensaba que en algún momento las podría cumplir, bueno pues en el momento que tenía 15 años, nunca había tenido una novia ni ningún tipo de relación, siento que tenía un fuerte vacío afectivo, siempre en mi etapa de colegio fui aislado, no era muy sociable y eso me impedía tener relaciones con las personas, así que decidí conocer el mundo del chat por Internet, por este medio conocí a muchas personas, entre ellas un hombre con quien tuve una relación sentimental, cuando mi familia se vino enterando de esta situación me cortaron todo medio de comunicación: Internet, celular y hasta teléfono fijo, así que la relación se dio por terminada.

 Bueno pues en el fondo pensaba, estemos tranquilos que mientras permanezca juicioso ellos me seguirán dando su apoyo económico. Al cumplir 18 años entre a una muy prestigiosa universidad en mi país, pues mis resultados académicos habías sido muy satisfactorios y yo me decía: No hay nada de malo en ser homosexual, no es una enfermedad, al fin y al cabo soy igual a todos los demás, no tengo ningún vicio, a nadie le hago mal. A los 19 años decidí entrar nuevamente en una relación sentimental, pero esta fue duradera, ahí sentí un sentimiento más profundo, sentía que en verdad era feliz y me parecía una injusticia social la discriminación homofóbica, aceptaba todo lo relacionado con LGBT, pero esto lo hacía a escondidas de mis padres, pues si se llegaban a enterar me sacarían de mi universidad y me quitarían el apoyo, una activista LGBT me dijo que lo mejor era callar y luego si hacer lo que se me diera la gana y si era dejar de hablar con mi familia eso no importaba, bueno en realidad yo amo a mi familia y me dolía mucho tener que engañar y ser hipócrita con ellos, pero yo decía – Al fin y al cabo no me entenderán.

El momento quizá más duro de mi vida fue el momento en que mi ex pareja me hizo una carta y yo la leía y la re leía, como yo trasnochaba estudiando, dejé esta carta sobre mi cama y me quede dormido al lado del portátil, cuando al siguiente día mi familia descubre esta carta y me enfrenta, eso fue demasiado duro para mi, pues el ambiente familiar se volvió tenso, mi padre me recriminaba por ser así y mi madre quería ponerme psiquiatras, cuando asistí a las terapias de estos psiquiatras, yo pensaba – Yo soy homosexual, no puedo cambiar, este tipo no tiene ni idea, estos tratamientos me harán mucho daño – por eso no les ponía cuidado o los enfrentaba, parte de mis tíos también quisieron citarse conmigo para enfrentarme y persuadirme que dejara este mundo, fue tal esa situación de crisis que mi rendimiento académico se vio afectado y no hacía sino llorar, sentía que era un infortunio lo que me sucedía, mi padre me redujo la mesada prácticamente a sólo los transportes, pues decía que en quién sabe qué me lo gastaría, fue una herida tan grande que tomé una decisión, ser independiente y retirarme de la universidad, asistí voluntariamente a dos terapias psicológicas una en mi universidad y otra en el centro comunitario LGBT de mi ciudad, pero mi familia se negaba a asistir a tratamientos de estos psicólogos, pues los consideraba muy libertinos, por eso busqué trabajo y me resigné a que ya mi padre no me apoyaría con la universidad.

Esta siguiente etapa le cogí fastidio a mi pareja sentimental y comencé a tratarlo mal, encontré trabajo en un restaurante, pero esto no era nada fácil para mí, pues mucha gente me discriminó por homosexual solo porque tenía un gran amigo y tal vez unos cuantos ademanes, termine con mi pareja y comencé a conocer más este mundo gay, pues en mi lugar de trabajo  me hice muchos amigos LGBT y salíamos a rumbas, pero me di cuenta que esas rumbas tenían algo en particular de diferencia con las rumbas heterosexuales y era que se presentaba mucha promiscuidad, había gente muy rara y comunidad trans que yo quería respetar pero me daban estrés, en realidad estoy seguro, muchos de ellos tienen un problema mental, con el paso de un año, mi sueño por continuar mis estudios no se desvaneció y le pedí a mi padre que me volviera ayudar engañándolo con que ya no tenía nada que ver con esta comunidad y aceptó, haciéndome prometer que era así, se lo prometí.  Comencé juicioso y dedicado, aunque continúe mi ritmo de trabajo y estudio, porque ya no me apoyaba de la misma manera, tuve otras dos parejas, las cuales eran relaciones relámpagos, en parte porque yo deseaba terminar todo, pues en mi cabeza tenía una doble moral: decía soy gay, pero no me siento feliz de serlo, soy gay pero mi familia no merece esto.

Continuaba saliendo a rumbas, en esas rumbas se veía mucho show de strippers, la mayoría de lugares de entretenimiento de la comunidad LGBT eran o bares o lugares para tener relaciones sexuales, me masturbaba diario, olvidé mencionar que tenía una leve adicción al sexo desde siempre, desde los 17, fue así como a los 21 años me estresaba mucho, porque tenía dos voces en mi cabeza y me tuve que preguntar algo muy importante para despojar mis dudas ¿En verdad que quiero YO para MI VIDA? y la respuesta fue – Siempre soñé con casarme y tener hijos, pero creo que no puedo hacerlo, pues las mujeres no me atraen, no me veo con un hombre toda mi vida compartiendo y teniendo hijos o adoptando – Si soy en verdad libre porque no vivo mi libertad, en verdad no soy libre, soy un esclavo de algo, soy esclavo de un gusto, de un vicio, de una atracción desbordantemente fuerte, ¿Qué hago?.

Consulté a mi madre y le dije que quería conocer a Dios, comencé a frecuentar la Iglesia y arrodillarme frente al sagrario, lo miraba y le preguntaba, así por tres meses, iba a misa los domingos y tenía muchos altibajos, al cumplir mis 22 decidí acercarme al sacramento de la confesión con una hoja larga de tres paginas llenas de faltas de 3 años sin confesarme y me sentí en paz, recibí entonces la comunión con lagrimas en los ojos, con inmensa fe de que era Dios mismo quien posaba sobre mi cuerpo, le cogí un gran cariño a la Virgen María y comencé a alejarme paulatinamente, sin embargo tenía aún muchos apegos, escuchaba emisoras con mensaje con contenido sexual, lo mismo que atendía canciones con mensajes a la promiscuidad y a veces volvía y quería dejar botado a Dios, porque seguía apegado al pecado, fue así como me di cuenta que en verdad necesitaba un tratamiento medico para dejar la homosexualidad, en realidad no creía mucho en esto, pues sentía que la homosexualidad la llevaba innata tanto como mi misma sangre, pero no quería serlo ya que sentía que esta vida no me llevaba a mi realización completa como ser humano, que faltaba algo, que había un vacío increíble, comencé a rezar rosario, hacer devociones diarias y leer el evangelio diariamente.

Mi madre se consiguió un excelente doctor psiquiatra que me atendería y nos conocimos es así como aun sigo en este tratamiento, este tratamiento en realidad me ha ayudado bastante pues el doctor dentro de su tratamiento de incita a vencerme en mi voluntad, a tener un horario, a llevar una vida de oración, a hacer deporte o conocer más el sexo femenino y a eliminar contactos homosexuales y LGBT de mi cuentas de Facebook y Twitter, esto acompañado del amor a Dios y a la Eucaristía y de la confesión y comunión constante, de ser organizado, de mentalizarme en que se puede un cambio y debo admitir que mi atracción al sexo femenino se ha ido aumentando, yo esperaba una atracción sexual, pero no fue así fue más un sentimiento de amor y encanto por las mujeres, a los hombres poco a poco he ido disminuyendo la atracción y mi desorden sexual se ha ido mitigando con educar mi conciencia, esta vez a pesar que aun no se ha dado el cambio definitivo sigo luchando y me dan bajonazos porque ha sido muy profunda la herida, amo a mi Señor Dios y sigo acá luchando, mis caras tristes ahora son felices y una sonrisa brota mi cara diariamente, aunque no niego que hay momentos como digo de depresión, pues es natural que cuando algún vicio tienes, este vicio sea duro de desmanchar, es como cuando te acostumbras al cigarrillo, al alcohol o al juego, no es fácil, exige un esfuerzo, sé que Dios tiene un camino importante para cada uno de nosotros y sé que si el establece algo es por amor a nosotros y debemos cumplir su voluntad, él siempre te recibirá y él te hizo libre.

Por eso quiero mandar un mensaje primero a los demás homosexuales en especial a los que no se sienten bien con ser así y desean un cambio, también a los que aman a Dios pero sienten su rechazo, para decirles que así como los activistas LGBT quieren libertad e igualdad y luchan por sus derechos, ustedes luchen por lo que en verdad quieren ser, pregúntense eso que yo hice: ¿Qué quiero YO en verdad para mi VIDA? si no quieren ser homosexuales, luchen por cambiar, pero un consejo: No luchen desde mañana, luchen desde hoy porque dejarán que el problema se agrande más y entre más grande, más difícil de salir, crean en Dios aunque no lo vean, él siempre está y los ama y estará dispuesto a darles las herramientas necesarias para la lucha, pero deben ser persistentes y deben eliminar malas influencias, porque estas influencias lo hacen caer y cuando te caes, te desanimas, te invito a que no te desanimes y sigas, ofrécele a Dios tu dolor  y transfórmalo en una sonrisa, no olvides algo muy importante busca ayuda profesional para el cambio, es normal que esto no sea fácil y que no quieras presentarte a un psiquiatra, pero uno no puede solo, necesita terapias, necesita ayuda.

A los que no desean un cambio les mando otro mensaje: Los entiendo y logro ponerme en su lugar, pero sepan que ustedes como seres humanos son muy valiosos y sepan que así como ustedes deciden libremente escoger una vida, los otros también están en la libertad de cambiarla y luchar y les pido apoyo a estas personas en estas decisiones y si es su pareja quien quiere cambiar, por ese gran afecto que les tienen déjenlos ser felices, su conciencia en el fondo saben como es este mundo y saben que hay mucha promiscuidad y mucho desorden, si es verdad en los heterosexuales también, pero se sabe lo que se ve dentro de muchos bares homosexuales: Un gran libertinaje sexual que en verdad da asco y tristeza.

A los padres con hijos homosexuales, les digo que no se vayan a los extremos: mi familia me rechazó fuertemente y viví homofobia en mi misma casa, aunque mi madre era diferente, ella con amor siempre me ayudó a salir de todo, pero no se sentía preparada para escucharme y entenderme, eso fue duro para ella y eso lo comprendo, tampoco lleguen al extremo de aceptar la conducta del hijo, sabiendo que esto es desordenado y si en verdad amas a tu hijo debes querer lo mejor para él, eso no quiere decir rechazo a él como persona y debes entender que él es libre, así no estés de acuerdo, pero siempre siendo firme en lo que piensas, porque el amor no es exceso de emociones y sentimientos, es de verdad preocuparse por el otro y si tienes fe en Dios, sabrás pedirle ayuda. Si yo tuviera en un futuro un hijo homosexual, lo primero que haría es sonreír y decirle mi historia, pero darle argumentos, darle amor y no afectar su estudio, aceptando que es libre, pero diciéndole que no aceptaré su conducta, aunque a él como persona e hijo siempre lo aceptaré y oraría para que Dios lo guiara.

A la sociedad les quiero decir que la respuesta no es la homofobia, la respuesta es el amor al prójimo, cuando amas al prójimo buscas lo mejor para él y no lo rechazas, no se trata de acolitar, se trata de respetar, se trata de ayudar, se trata de dar la mano y hablar, y armarse de paciencia porque el camino del cambio no es fácil, pero no es imposible y más cuando tomas la mano de Dios. No soy culpable de lo que sucedió, pero tampoco mis padres, es una situación que puede suceder como muchas dificultades que se te presentan en la vida, pero debes afrontar con determinación y el dolor no es malo en si cuando lo ves como tu cruz, cuando lo ves desde un enfoque de Cristo.

Por último como proyecto espero terminar de salir de este problema, abstenerme de cualquier tipo de contacto sexual y si Dios me saca de esto, tendré mi novia y le seré sincero, le diré mi pasado y esperar que ella me acepté este pasado, espero casarme y formar una familia, espero hacer mi empresa, ser maestro universitario, escritor  y un hijo fiel de Dios

Con todo mi cariño para la comunidad LGBT, la sociedad y padres de hijos homosexuales

«Dios tiene un camino importante para cada uno de nosotros y sé que si el establece algo es por amor a nosotros y debemos cumplir su voluntad, él siempre te recibirá y él te hizo libre»

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