¿Casarse o vivir juntos?

Por:  Melissa Núñez | El Salvador

«Cohabitar es vivir juntos, sin amarrar el lazo que los une o hacer uno fácil de deshacer. Unión de cosas pero no de vidas»

El matrimonio es la unión de uno con una, abiertos a la vida para siempre. Es una promesa y un compromiso de luchar para mantenerse unidos. Si este compromiso se adquiere ante Dios, hay seguridad de que existirá la lucha a pesar de los defectos, el cansancio, la rutina y todas las limitaciones humanas. Ninguna persona  es capaz de mantener esta promesa por sí misma Las fuerzas humanas son simplemente variables, débiles y finitas. El enamoramiento pasa, las dificultades crecen, la convivencia cuesta, la paciencia se acaba y la ilusión se va. Estos son factores que no podemos controlar, pero la fuerza de la voluntad, el sobreponerse a los caprichos,  la decisión de esforzarse todos los días, eso sí depende de la libertad de cada uno. La libertad de escoger el bien del otro, por encima del propio.

Cohabitar es vivir juntos, sin amarrar el lazo que los une o hacer uno fácil de deshacer. Unión de cosas pero no de vidas. Demuestra falta de seguridad, falta de amor verdadero, y falta de esfuerzo desde el principio. Es una falsa entrega.  Es como hacer una promesa sabiendo que no la tengo que cumplir, por ejemplo: firmar un contrato pensando que lo puedo romper. Es una unión de dos personas que buscan ser felices,  no hacer feliz al otro. Son dos personas que con sus sentimientos quieren mantener la relación sin tomar en cuenta la voluntad ni la libertad. En cambio, el matrimonio es una alianza donde se intercambian seres  de manera libre. Se da uno mismo y se recibe al otro. La cohabitación es un contrato, se intercambian bienes, la casa, la cuenta, el cuerpo, está sujeto a cambios. Se puede disolver.

En el matrimonio los dos luchan porque cada uno es responsable de la felicidad del otro. En la cohabitación, nadie lucha porque cada uno quiere hallar su  felicidad. En el matrimonio se forma una familia. La familia es para siempre. Uno nunca deja de ser padre o madre o hijo o primo o  hermano de alguien. Lo será siempre. Igual los esposos nunca dejan de ser esposos. En la cohabitación, no hay familia, dos personas juntas temporalmente no hacen familia, como no hacen familia unos aficionados en el mismo estadio o unos clientes en la misma tienda. Pueden irse y dejar su relación para convertirse en  ex.

En el matrimonio se desean los hijos. Hay generosidad y sacrificios por ellos.
En la cohabitación hay inseguridad y rechazo a los hijos, hay egoísmo y poca generosidad. En el matrimonio hay confianza y seguridad en el otro,  la sexualidad une a los esposos,  alcanza su fin en los hijos,  es plena: física y espiritual. En la cohabitación no hay compromiso, sino desconfianza, miedo e inseguridad,  no une, su fin es el placer propio, la sexualidad es parcial: solo física.

En el matrimonio se unen los cuerpos, las almas, las vidas, presente, pasado y futuro las voluntades, las libertades, lo bueno y lo malo, todo. Se entrega todo. La sexualidad en el matrimonio significa generosidad y significa hijos. Procrea nuevas vidas. La sexualidad en la cohabitación es una unión de cuerpos en presente. No hay apertura a la vida, son parejas que solo buscan sentirse bien. En un ámbito de incertidumbre   no puede haber hijos.   De hecho en este tipo de parejas no los desean porque no tienen proyectos de futuro. Son gente que usa anticonceptivos porque es más fácil no tener responsabilidades.

El  matrimonio  es nosotros.
La cohabitación es  tu y yo.

En el matrimonio se cuida la fidelidad, aunque hubiese ocasiones de caer, se ha prometido luchar por hacer feliz al otro y olvidarse de sí.
En la cohabitación puede haber infidelidad, porque no se ha entregado la voluntad ni la libertad, ni el futuro, para siempre. Cada quien puede hacer lo que quiere.

Matrimonio y cohabitación no son lo mismo, ni son parecidos, son opuestos. La sociedad necesita matrimonios porque son la base de la familia.
La sociedad necesita  hijos de familias estables, con principios morales, que se esfuercen por trabajar al servicio de los demás, lo cual se aprende en el seno de un hogar donde haya compromiso, respeto, lealtad, esfuerzo, sacrificio, unión y generosidad en los padres y sea transmitido con el ejemplo a los hijos.

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