El picante de la vida

Por: Andrea Lemus |  El Salvador

“¿Se han preguntado por qué a ustedes les pasan  las peores cosas que se puedan imaginar?… Lo que sucede es que son sólo los empujones que necesitamos para aprender  el verdadero valor de hacer las cosas bien”

Ya nos aburrimos de saber que la vida nunca es fácil, de que no nos tenemos que rendir, que todo va a estar bien algún día. Pues en esta ocasión vamos hablar de los errores o actividades de aprendizaje forzadas como sería mejor llamarles. A pesar de ser los mejores del mundo estamos muy propensos a equivocarnos y que aburrida sería la vida sin esas hermosísimas equivocaciones. Todos tenemos el derecho a errar pero nadie en esta tierra tiene el derecho a reprocharnos y mucho menos a reclamarnos por nuestros errores.

El mundo sería, sin duda alguna, muy distinto si a cambio de reclamos buscáramos mejorar nuestras propias vidas,  nos enfocáramos en ser personas más bondadosas y en  ofrecer ayuda en lo que sea posible. La mayoría de veces cuando te “regañan” es por tu bien, porque se preocupan por ti, pero tal vez no todas las personas que se preocupan lo hacen de la mejor manera. Por eso cuando de verdad les importa alguien y no quieren que le pase nada malo y ustedes saben que está expuesto a ser o resultar dañado; porque no buscar ayudarle desde un principio antes de que “meta la pata”, antes de que todo este al revés y el mundo se esté acabando para esa persona.

Es tan espantoso que cuando todo se está derrumbando venga alguien y te diga que hiciste las cosas mal y te ponga aún más peso encima. Por lo que yo me comprometo a que cuando alguien tenga al mundo en sus hombros hacer lo posible para brindar soluciones y ayudarle a cargar parte  del peso. No sé ustedes pero yo estoy tan cansada de que  cuando las  cosas me salgan mal  no abunden las almas que en lugar de decir “te lo tenés ganado porque te equivocaste” me diga “que tal si lo solucionamos así, yo te ayudo pero me prometes que aprendes de esto.”

Aprender, 8 letras mágicas, para eso existen los errores para aprender, para crecer como personas para demostrarle a tu mamá, tu papá, tu hermano, tu vecino, al mundo entero pero sobre todo a ti mismo que sos capaz, lo suficientemente grande como para salir adelante por más fea que se vea la situación,  de levantarte y ser cada vez  más fuerte. Los errores son como el picante que a veces se nos va demás pero las cosas son tan relativas que no podríamos apreciar la paz o la satisfacción de levantarnos de un problema si nunca tuviéramos alguno. Por lo que podemos concluir que los errores son indispensables, justos y necesarios para sentirle el sabor a la paz y a la tranquilidad.

Somos el cambio queremos ver en el mundo dijo una persona famosa y verdaderamente sabia. Otra persona le agregó a esta frase que si queremos ver el cambio, tenemos que empezar a caminar diferente. Pero cómo saber si está mal o si está bien como estamos caminando. Pues vamos a saber si es la manera correcta solamente si al equivocarnos seguimos decididos a continuar, tomar el riesgo de volver a caer pero como es lo que de verdad queremos Dios nos va ayudar a seguir adelante, lo que pasa es que le gusta enseñar de manera creativa a modo que no se nos olvide la lección del día. Pero como todo lo que hay en este mundo también el equivocarnos tiene su lado lindo, tenemos un beneficio hermoso y aún más valioso: la oportunidad de enseñarle y ayudarle en el camino a  alguien más que pase por nuestra misma situación para que no tenga que aprender de manera brusca algunas cosas.

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