Hay soluciones antes de matar a una persona

Por: Laura Morataya | El Salvador

Fecundación y vida

«Es inaceptable creer que el aborto es una solución.»

Estar en contra o a favor del aborto no solo es estar en una posición y atacar al otro bando. Es defender el origen del ser humano, su existencia y sus derechos como persona. Médicamente el aborto es definido como la expulsión del feto, natural o provocada, en el período de su vida intrauterina. En El Salvador, este tema sigue siendo muy debatido. Incluso la ONU ha afirmado en el año 2010 que la penalización absoluta de esta práctica en el país es totalmente inaceptable.

Pongo en duda el término “inaceptable” que utiliza la ONU para calificar nuestra legislación. Esta organización asegura que no existen excepciones sobre la penalización en casos de extrema necesidad como embarazos ectópicos, mujeres o niñas víctimas de violación y bebés con mal formaciones; y que por consecuencia, es una violación a los derechos reproductivos. Sin embargo, inaceptable es permitir que más seres humanos mueran injustamente, cuando puede existir otra solución como la adopción o un tratamiento médico.

Hoy en día, el embarazo ectópico -fuera del útero- es considerado un tema controversial. La corriente pro-aborto justifica la interrupción por la ubicación anormal del feto en la matriz de la mujer. No obstante, el filósofo Kaczor aseguraba que la persona va mucho más allá de la simple localización. Por ejemplo, en el caso de las fecundaciones in vitro, el bebé sigue siendo una persona completa y con derechos humanos aunque haya sido fecundado fuera del útero.

Se han dado casos en donde médicos proabortistas cambian su opinión al darse cuenta que el feto sí es una persona desde el momento en que puede ser diagnosticado. “Dramáticamente tengo que reconocer ahora que el feto no es un trozo de carne: es un paciente”, aseguró Bernardo Nathason, fundador de NARAL (National Abortion Rights Action League), una de las organizaciones que más ha apoyado el aborto en los Estados Unidos.

También es “inaceptable” eliminar a un individuo cuando está enfermo. Habría que preguntarse si un niño no tiene derecho a ser aceptado por sus padres por no estar en condiciones saludables. ¿Debería hacerse una lista de los padecimientos con los que no se puede nacer? La Asociación de discapacitados en España ha planteado a la ONU este caso como discriminación.

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A lo largo del tiempo se ha demostrado científicamente que la vida humana inicia desde la concepción. Cuando las células, espermatozoide y óvulo, se unen, la vida de un nuevo bebé comienza a desarrollarse. Desde ese momento, el cuerpo de la mujer genera cambios naturales y crea un ambiente propicio para el desarrollo del nuevo ser. Tal es el caso de las neuronas piramidales de la corteza cerebral que cambian automáticamente debido al contacto físico-emocional durante la gestación. Si una mujer provoca un aborto, su cuerpo seguirá generando aquellas sustancias y cambios que permiten el desarrollo de esa etapa. Una decisión abrupta, no natural, complica y enreda el proceso natural de preparación. Según la doctora en bioética Natalia López Moratalla, el embarazo es una etapa positiva para la salud de la mujer. En ese período no hay estrés porque el organismo crea una situación agradable para el ser humano que desarrolla.

Es “inaceptable” creer que el aborto es una solución. Al contrario, éste trae consecuencias psíquicas y físicas.  Entre los emocionales están el cambio de conducta ligado a la drogadicción y el suicidio. Muchas veces se llega a comparar con la lesión mental que sufren los veteranos de guerra. La memoria emotiva de las madres queda dañada y aunque no todas llegan a quitarse la vida, la mayoría asegura que no pasarían por el mismo proceso.

Propongo pues, respetar que el feto es una persona. Y que si derecho a la vida sobrepasa el derecho de decisión de la madre en su cuerpo. La vida es anterior y superior a cualquier ley positiva. No podemos segarla ni truncarla a nuestro arbitrio. Cada criatura humana es un alter ego que merece nuestro respeto y suscita nuestro amor.

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