El Respeto

Por: Roberto Leiva | El Salvador

El respeto

Común norma para la convivencia humana. Millones no lo entienden así. Lejos de señalarlos, es mejor frenar y seguir fomentándolo. Sí, el respeto.

El respeto se ha relativizado en los últimos años, así de atroz. Cómo ha podido involucionar el concepto, no lo sé, pero bien no suena.

Hace poco un amigo me planteaba un poco de sus temas favoritos, libertad de creencia. Me exponía que en un Estado de EE.UU., colocarían una estatua que está inspirada en el satanismo, frente a dos más, una cristiana, y una budista. El tipo aplaudía el “enorme acto” de tolerancia que había propuesto los seguidores de la secta, al fomentar según él, la libertad de creencia.

Yo le indiqué que eso era un acto de irrespeto para los cristianos. El sostuvo que de ninguna manera eso es así, ya que la libertad de culto no discrimina a nadie, que era un acto valiente para evitar los pensamientos parcializados. Le insistí en el irrespeto. Esa estatua es símbolo del mal, y por lo tanto no va con la filosofía cristiana de vida en absoluto.

El irrespeto hay que reconocer que ahora se ha disfrazado de derechos humanos, de libertades, de promesas de bienestar. Solo la conciencia es aquella que podrá discernir. La razón es limitada. Solo la conciencia es capaz de separar el respeto de lo que no lo es. Porque las leyes han sido hechas por hombres, con intereses particulares, que no respetan la dignidad humana.

Y otra cosa, esa frase de “El respeto se gana, no se pide”, ya raya hostilidad. Pasa que muchos para ganarse respeto infunden miedo, autoritarismo, falsas percepciones de perfección, disciplina. Ocultan en el “bien común” y en los “valores”, su falta de respeto. El poder, el dinero, la libertad, la falsa sensación de bienestar. Todos estos y muchos más, han roto las barreras del respeto una y otra vez. Depende de ti, si comenzarás a respetar antes de que los demás respeten para que la sociedad cambie.

Me anticipo a todos quienes se sienten ofendidos por el texto, pero el respeto es la continuación del amor, del verdadero y único, ese que no tolera el mal. Si seguís creyendo que el respeto se gana, pues no harás más que infundir irrespeto, en vez de intentar que el respeto se propague.

Respeta para que el mundo cambie, ni tan siquiera lo hagas para que te respeten, sino hazlo para que el mundo sea un mejor lugar para vivir.

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