El control efectivo de las emociones

Por: Roberto Leiva | El Salvador

El control efectivo de las emociones

Las emociones pertenecen de forma inevitable a nuestro ser. Aprender a tomar control total de ellas te garantizará sin dudas una mejor calidad de vida.

Quizá lo primero que se venga a la cabeza es represión, pero no se trata de eso, sino más bien de tener un control sobre estas. Administración es la palabra clave.

Saber administrar las emociones tal vez de pronto guarde relación estrecha con el yoga, leer libros de autoayuda o sentarse a meditar, pero siendo francos, es mucho más que eso. Controlar las emociones es un aspecto fundamental de la vida. El control es preservación de salud, de fuerzas, de empleos, de reputación, de aceptación, de conciencia, de amor, de solidaridad, de respeto; en fin, de tantas cosas positivas.

Entender que es un reto, es el primer paso para empezar a dominarlas. El segundo es combinar voluntad y valentía. Ambas medidas son fundamentales para entender que el pésimo manejo de las emociones nos puede afectar en cualquier momento y lugar. Las emociones cuando se desbordan, no paran. Aprender a identificar estos instantes son claves para tomar la iniciativa de a poco.

Destacar algo. Las emociones no son buenas ni malas. Así. La búsqueda del control atiende a consecuencias reales de ser portador de estas. Y bueno, todos lo somos. No pretendo llenar de pragmatismos psicológicos ni descubrir alivios temporales para esto. Persigo sinceramente crearte la necesidad (si no la tenés) de pensarlo un segundo.

Seas de atención al cliente, jefe de cuadrilla naval, piloto, comerciante, enfermera, cocinero, tuitero, todos, sin excepción, debemos de hacer un alto para controlar nuestras emociones. Esas semejantes a los corceles que buscan llevarse todo por delante. Cada situación, estudiante, profesional, empírico, autodidacta, mentor y demás, requiere de un control efectivo de las emociones.

Efectivo, no debe entenderse por perfecto, que sería lo ideal, pero dejemos las quimeras para otro día.

Controlar tus emociones te lleva primero a perfilar tu madurez como persona. No lo es todo, pero abona, y mucho. El simple hecho de tenerlas como si fuera un objeto apretado por una mano, te da la posibilidad de identificarlas, cuáles y no, son parte de fortalezas y debilidades.

Reconocer cuáles emociones te generan fortaleza te ayudará a la autoestima de inmediato. Identificar cuáles son parte de tus debilidades, te promueve la autocrítica, claro, en aras de repensar cómo abordarlas.

El no control de las emociones consciente de las debilidades y fortalezas, y sobre todo de las consecuencias que conlleva, es de las mayores irresponsabilidades. Si dejamos que las emociones nos dominen, estas acabaran con nosotros. Aprender a lidiar con ellas, es una lucha diaria claro está. Saber manejarlas te dará seguridad y claridad en momentos de duda e incertidumbre hasta en los mínimos detalles. Este ejercicio debe ser constante, como lo son los físicos.

Aprendé a controlar tus emociones, compártelo con amigos, familiares. Intenta guiar o déjate encausar en el tema por quien creas que tiene más voluntad o experiencia que vos. No hay excusas.

Ayudate y solidarizate. Todos podemos controlar nuestras emociones, así podremos medir también efectos. Anímate, actuá, luchá.

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