Ser provida es más que una etiqueta

Por: Roberto Leiva
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Sumario:
Quienes no son provida reclaman, que somos solo pronacimiento ¿Es cierto? Aclaramos el dilema para que el común dimensione los alcances de la postura que defiendo
Cuerpo:
Recientemente, en una columna publicada por Revista Factum, realizada por Fernando Romero, a quien saludo cordialmente; se expuso que en El Salvador la postura provida es solo pronacimiento, y que por ende, es hipócrita y no debe nombrarse así.
Ser provida no solo es ser pronacimiento. Comprendo el punto que quiere establecer, y es válido. Soy provida, y se insiste en el bebé por nacer porque es completamente indefenso, no puede huir, esconderse, irse hacia donde un familiar que sí lo quiera, marcharse a un refugio; eso solo lo hace alguien que ya nació. Luchamos por el más indefenso, y tácitamente por el resto: mejores condiciones y trato a las embarazadas, un no rotundo a la eutanasia y más… hay que ponerse en tema para criticar una postura.
Según Romero, los mal llamados provida son culpables directos de que la niñez, la juventud, los adultos y los ancianos, no tengan la calidad de vida que merecen en El Salvador.
Me parece que dicha postura es muy extraviada, y tan solo tiene como misión desviar la mirada crítica para responsabilizar al espíritu provida de la desnutrición, el analfabatismo, la falta de oportunidades laborales, de desarrollo integral, de una vejez sana por ejemplo; para dejar a un lado una importante cantidad de variables que inciden directamente en los problemas mencionados.
Entonces, si los provida solo son pronacimiento ¿Quiénes son los verdaderos provida? ¿Quienes están a favor del aborto? ¿Podría señalarlos con precisión? Es interesante reconocer que Romero no expone soluciones al dilema ético. Se centró en criticar además a la Constitución de la República y al accionar de los magistrados y autoridades, sin mencionar (o proponer) quiénes entonces sí en serio se preocupan por el espíritu provida que al menos él concibe.
La autocrítica siempre viene bien. Y reconozco que algunos sectores provida no piensan ampliamente en el concepto «vida». Y está mal. Aunque su columna lejos de crearles conciencia lo único que hace es juzgarles. Sin embargo, insisto, uno de los retos más complicados de la postura que defiendo, es salvaguardar la vida del bebé por nacer, y expliqué ya las razones mínimas del por qué.
La columna de Romero tiene un par de lecturas. Si la intención era generar conciencia a los provida, espero asuman ese reto quienes comparten dicha postura, y dimensionen todos los alcances que involucra apostar a todo nivel por la vida. Y no criticar de forma obtusa sin proponer soluciones claras, científicas y éticas a las autoridades o al común.
Una de las ideas rectoras con la cual el columnista de Factum construyó su pensamiento, puede ser válida también para analizar otras posturas, como las de las feministas ultra pro «derechos» de la mujer, por ejemplo.
«Defendemos los derechos de la mujer», proponen muchas feministas. Algunos derechos, me tomo la responsabilidad de decir que lo son, y me parece, no van entrecomillados: como un mejor tratamiento sanitario para las embarazadas, no a la violencia doméstica (que no solo lo sufren ellas) entre otros derechos que no retiran o arrebatan la libertad de quien les rodee.
Ahora bien, si reclaman el derecho a abortar (bajo las causales que quieran o crean convenientes) ahí ya se dejan de solidarizar con la mujer que está por nacer ¿Qué hay del ser humano en gestación que tiene sexo femenino? ¿No tiene derechos entonces? ¿A dónde está su derecho de nacer? Esa es una postura hipócrita con rotundidad. Si no incluye al bebé por nacer, no tiene asidero. La mujer, fue, es y será, en todas las etapas de la vida. No solo cuando nace, o ya tiene conciencia, o documento único de identidad.
¿Y si el bebé por nacer no tiene sexo aún? ¿Se debe abortar antes que biológicamente tenga sexo definido? Hay que tener una conciencia muy precaria para responder «sí» a la segunda pregunta. ¿Eso es ético entonces?
Por último, me parece lamentable que una vez más, como el señor Romero citó en su columna, culpe a la religión de estancar el «progreso» en el tema. Emprende directamente contra quienes tienen un credo que profesar, y culpa a las autoridades eclesiales de entorpecer el camino hacia el «desarrollo».
En ninguna resolución leí o escuché decir alguna vez citar un versículo bíblico, o apelar a otro escrito de la religión que sea para sustentar  y finiquitar un proceso judicial por parte de las autoridades. Una vez más, Romero, como pocos, insisten en que el tema religión no obedece al respeto a los derechos humanos en El Salvador, cuando nadie en situación de toma de decisiones siquiera menciona algo sobre religión; las resoluciones por el crimen del aborto son en base a la ciencia, la ética, y el marco legal.
Lastimosamente hay jueces con tendencias e intereses particulares que no hacen prevalecer los criterios anteriormente señalados; sobre todo, en contra de quienes abortaron. Una lástima.
Aclaro entonces, por si las dudas, que respeto el derecho que posee el señor Fernando Romero a expresarse, y en alguna lectura su columna es válida, pero ello no me hace otorgarle la razón. Sin embargo, insistiré en motorizar la idea de la vida a todo nivel de desarrollo y madurez.
Como provida, la bandera debe ser esa; y no pensar únicamente en el bebé por nacer. Hay que ser más enfáticos en la amplitud de la postura provida, en cada mensaje. Así, para quienes están a favor del aborto, no tengan argumentos «científicos o éticos según ellos» y basen sus oportunidades de confundir con los supuestos vacíos en una visión que valora la vida en el ancho y profundo sentido de la misma.

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