La Reproducción Humana y el Método Natural

Por: Lic. Edwin Adalberto Ramírez Montoya

En la actualidad, la sexualidad humana se intenta desligar de la dimensión reproductiva, por lo que es necesario aclarar los puntos en los que se ha ido deformando, tomando como base la moral cristiana. La sexualidad se ha convertido en parte del consumismo moderno haciendo que se vuelva un medio en el que se busca la realización personal sin compromiso. Uno de los factores que ha influido es la falta de información o mejor dicho la falta de educación propuesta por la moral basada en el principio personalista.

La Bioética nos ayuda a llegar a la verdad sobre la dimensión sexual en todo su conjunto, hemos visto cómo se ha dado el divorcio entre el comportamiento sexual y la norma ética. Podemos observar cómo se ha puesto la sexualidad como algo malo o pecaminoso por el simple hecho que se ha desvinculado de su eje central, basado en las características fundamentales del matrimonio, las dimensiones unitiva y procreativa. El problema de fondo lo encontramos en la definición que se le da a la sexualidad, si la ponemos como una parte de la persona o cómo su totalidad.

La visión que se tiene en la actualidad del aspecto sexual, se debe a la influencia de muchas corrientes filosóficas y sobre todo a partir de la revolución sexual de 1968, esto es lo que empuja a poner la sexualidad como un instrumento desligado a la dimensión unitiva y procreativa del amor conyugal, de aquí surgen muchas dudas con respecto a la instrumentalización de las relaciones conyugales y a los procesos para la regulación de los nacimientos, para ello se recomiendan los métodos naturales, siempre y cuando no busquen la instrumentalización del otro.

Dentro de la Iglesia se ha buscado la forma de contrarrestar todas estas problemáticas, su máximo exponente ha sido san Pablo VI con su encíclica Humanae Vitae, sobre la regulación de la natalidad, transmitir la vida humana es un deber propio de los esposos, pero que con lo que ya hemos dicho se ha desvalorizado y se ha relegado esta característica fundamental, al punto de que la materia de sexualidad ahora se ha visto como un simple instrumento, que nos ha hecho llegar a una mentalidad anticonceptiva y abortista, perdiendo el gran valor de la vida, la clave de este documento está en la paternidad responsable, y en no instrumentalizar a la persona, en palabras de Pablo VI:  «La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, Dios, que es Amor, «el Padre de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra”»(HV 8).

Para comprender mejor el sentido de la sexualidad humana en todo su sentido es necesario tener presente tres principios, de responsabilidad, de la verdad en el amor, y el de sinceridad. Como cristianos y siendo pro-vida debemos buscar la manera de informarnos y no caer en la trampa de las ideologías que lo que hacen es destruir el verdadero valor del aspecto total de la sexualidad humana y que se pueda ver como un don, y de esta manera salvaguardar el verdadero sentido del amor conyugal.