Más árboles y menos niños, para un planeta “sustentable»

Por: Sara Larín

El debate sobre el cambio climático y la responsabilidad de la acción humana sobre el calentamiento global, ha propiciado la expansión de toda clase de argumentos para justificar la misantropía ecologista, que junto a los malthusianos han naturalizado la errónea idea de que “la raza humana es una plaga insaciable en la Tierra”.

El tema de la sobrepoblación está basado en la predicción de una catástrofe medioambiental en la cual la humanidad crece más rápidamente que los recursos, conduciéndonos a un hipotético destino fatal de pobreza y hambruna.

La percepción de que en esta tierra “sobra la mitad de los seres humanos” continúa estando vigente en el imaginario colectivo; sobre todo, para los burócratas internacionalistas, que con ello buscan acreditar un totalitarismo intransigente, a través de políticas anti-natalistas para el control demográfico en todo el mundo, pero, especialmente en los países menos desarrollados.

Ante este planteamiento, Chesterton ironizaba que: “la respuesta a cualquiera que hable de exceso de población es preguntarle si él mismo es parte de ese exceso de población, o si no lo es, ¿cómo sabe que no lo es?”.  Este cuestionamiento nos ayuda a introducirnos en la historia del control natal, quiénes lo idearon y a quiénes va dirigido aplicarlo[[1]]

Margaret Sanger fue la principal ideóloga de la estrategia del control natal en todo el mundo. A partir de 1914 inició la distribución clandestina de un panfleto titulado “The Woman Rebel” (La mujer rebelde), que luego se convirtió en la revista “Birth Control Review”, donde realizó varias publicaciones que esclarecen sus verdaderas intenciones para implementar el control de la natalidad. Uno de sus pensamientos más polémicos fue difundido en 1919, en el cual Sanger proclamaba: “más hijos para los capacitados, menos hijos para los incapacitados; esa es la esencia del control de la natalidad”.[[2]]

Posteriormente, en 1922, Margaret Sanger fundó Planned Parenthood Federation, la actual concesionaria de abortos más grande del mundo. Ese mismo año, publicó su libro  “The Pívot of Civilization” (El eje de la civilización), en el que arremete enérgicamente contra los pobres: “nuestra civilización está perpetuando mayores cantidades de anormales, delincuentes y dependientes. El aumento de la clase trabajadora debe regularse, ya que se compone de imbéciles benignos, que alientan los elementos defectuosos y enfermizos de la humanidad, mediante su irresponsable enjambrar y engendrar. Tenemos que eliminar la maleza humana, segregar a los imbéciles, desajustados y esterilizar a las razas genéticamente inferiores. Los filántropos que proporcionan cuidados gratis de maternidad estimulan a los segmentos más sanos y normales del mundo a soportar la carga de la fecundidad irreflexiva e indiscriminada de los demás, lo que trae consigo un peso muerto de desperdicio humano; en lugar de disminuir y dedicarse a eliminar las estirpes que más perjudican el futuro de la raza y del mundo, tienden a volverlas dominantes en un grado amenazador.[[3]][[4]]

No cabe la menor duda que el control de la natalidad se origina de ideologías profundamente racistas, aporofóbicas y eugenistas, que en vez de buscar apalear las vulnerabilidades de la especie humana, lo que en realidad pretende es establecer la supremacía de una estirpe superior, es decir, los “aptos”, los “deseados”, útiles, saludables e intelectuales, los reyes leones de esta gran selva progresista.

Abortos, esterilizaciones forzadas o elegidas, producción masiva de anticonceptivos, políticas del hijo único, etc. Así, las políticas para el control de la natalidad terminan siendo la selección no natural de la humanidad.

Finalmente, acabar premeditadamente con una buena parte de la humanidad, hasta ahora sólo se ha logrado a través de sofisticadas técnicas de exterminio.  Un poco sobre eso se referían los Dead Kennedys en su sencillo “Kill the poor”, con la que realizan una ácida sátira al proponer el uso de la bomba de neutrones como un novedoso recurso para acabar con la pobreza, pues se trata de un arma táctica nuclear con la capacidad de destruir exclusivamente vidas humanas, produciendo un daño mínimo a estructuras y edificios. Por lo que, resultaría muy práctico para aquellos que prioricen el poder proporcionado por los recursos, con la simpleza de limitarse a matar a los pobres.

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=aarqBsmXGKw&w=560&h=315]

 

[1] https://lifedynamics.com/app/uploads/2015/09/1928-06-June.pdf

[2] Sanger, Margaret. (1919). Birth Control Review, New York, mayo de 1919.

[3] Sanger, Margaret. (1922). The Pivot of Civilization, New York: Brentano’s, p. 108.

[4] https://lifedynamics.com/app/uploads/2015/09/1923-11-November.pdf


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