¡En defensa de la vida!

Por: Juan Umaña | El Salvador

Hace unas semanas atrás se conoció a través de los medios de comunicación un connotado caso que accionó la opinión de la población salvadoreña, un caso que ha hecho redoblar esfuerzos a dos frentes irreconciliables, por un lado hay un esfuerzo por  presionar a las autoridades competentes para que cedan y se haga una excepción a lo que prescribe la Constitución de la República y leyes secundarias, mientras que por el otro lado se busca exigirle al Estado que defienda lo que ya está prescrito en la legislación salvadoreña.

Pero ¿Qué contiene éste caso que ha llamado la atención de la población? La respuesta: se resuelve sobre la vida. Se suscita la polémica y confrontación, para un grupo de personas, que representan a una pequeña parte de la población, la vida inicia a partir del nacimiento y una vez haya nacido una persona, ésta  puede decidir sobre su cuerpo como le plazca. Ante esa postura tan permisiva se desprenden un conjunto de aparentes derechos, que en el caso de la mujer embarazada, le da poder de decisión sobre su embarazo. ¿Cómo así? La mujer puede decidir si lleva a término su embarazo dando a luz a una persona o cesa su embarazo mediante un aborto.

vidaMientras en el otro frente, nos encontramos las personas que defendemos la vida desde el momento de su concepción. Porque la evidencia cientifica demuestra que la persona existe desde la unión del óvulo con el espermatozoide,  que el origen de la vida no es el nacimiento, que lo que habita en el vientre materno no es una cosa, sino que vive, siente y es persona, consecuentemente la madre no puede decidir sobre dicha vida aunque se encuentre en plena formación en su vientre, por lo tanto, no hay argumento que valide terminar con la vida de otra persona.

Entonces, planteada la diferencia, veamos las circunstancias del caso en comento: Los medios de comunicación sacaron a la luz pública un caso muy particular, una joven llamada Beatriz (nombre ficticio que busca proteger la identidad de la persona), de 22 años de edad, está embarazada, padece de lupus e insuficiencia renal, mientras que la criatura que espera padece anencefalia. La joven de muy pocos recursos económicos acudió a centro de salud público conocido como Hospital Nacional Especializado de Maternidad y en donde se advirtió los riesgos del embarazo. Los médicos que atienden a Beatriz informaron lo acontecido a sus autoridades, el caso escala hasta el despacho de la Ministra de Salud, y sin que Beatriz se entere cómo, la mirada de todo el país se fija en ella; personas que antes nunca habían tenido interés en ayudarle en su estado de pobreza, ahora le profesan fidelidad absoluta, una vida digna, llena de salud, con un “tratamiento” médico que le permitirá alcanzar sus sueños. Pero a cambio de todo eso, se le plantea un reto que es escenificado como algo sencillo, lógico e imprescindible: “Beatriz, si quieres vivir un poco más debes abortar a tu hijo”.

Muy probablemente, esa noticia le hizo estremecer, muy probablemente le hizo entristecer, pues si desde un principio hubiera deseado matar a su hijo, no hubiera llegado hasta esta instancia (de 17 a 19 semanas de embarazo), sino que hubiera buscado abortar en las primeras semanas de embarazo. Pero volvamos e imaginemos lo incómodo de este momento, cuando el rostro de Beatriz reflejaba tristeza y su silencio evidencia que la idea no encajaba del todo en lo que ella deseaba. Con la noticia surgen sus nuevos “amigos” mostrando mucha bondad le explican que lo que ella daría a luz era una cosa, a lo que no se le puede llamar hijo, sino que la mejor definición es que es un –producto- y cierran su “brillante” análisis con el argumento que explica que si una criatura no tiene cerebro, eso no es nada.

¿Cómo llama usted a lo que nace de una persona? tome un tiempo para responder, quizá le sirva lo que yo reflexioné ante dicha pregunta, hice un ejercicio mental y surgieron las siguientes preguntas: ¿A caso lo que nace de una persona es un animal? ¿Es un insecto? ¿Es una cosa? ¿Es un producto? Llegué a una conclusión lógica la cual es que lo que nace de una persona sin lugar a duda es otra persona, del acto sexual entre un hombre y una mujer no nace un animal, un insecto, una cosa, o un producto, ¡no nace eso! ¡Nace una persona! ¿Por qué estas personas ignoran nuestra inteligencia y alegan tal estupidez? Es tan claro y a la vez sencillo, existen personas con mucho poder económico afuera de nuestro país e incluso dentro de él, que ante su planes mezquinos y egoístas miran a las personas como cifras, como objetos y no les interesa la vida de nadie, sino solo su bienestar, por lo que ante la verdad, no tienen otra opción que la mentira.

What are they?

Es claro, hay intereses políticos y económicos detrás de todo esto. Pero en el caso especifico de Beatriz ¿Qué buscan? ¿Quieren el bienestar de ella? ¿Hay alguna consecuencia ulterior con este caso? No buscan el bienestar de Beatriz… aquí lo único que les interesa es despenalizar el aborto en nuestro valiente país, que junto a Chile, Guatemala, Honduras y Nicaragua, reconocen constitucionalmente a la persona desde la concepción.

Es obvio, que una vez se cambie la opinión pública, con un falso argumento y con un disfraz de compasión y un aparente noble altruismo, algunos políticos apoyaran la causa y se manifestarán en la prensa a favor del aborto, buscando simpatía de la gente desinformada por el sector que maliciosamente presiona por la legalización del aborto, y suponiendo que el peligro que corre Beatriz es debido a su gravidez y se expresan en los medios sociales a favor de un “aborto terapéutico”.

Por lo tanto, Beatriz al sentir la presión de dichas personas, muy probablemente le suena convincente que su hijo al no tener cerebro es igual a nada, pero aun así hay algo que no encaja, algo en su interior no está en paz. Me imagino los rostros de incredulidad de las personas proabortistas, que a pesar de haber gastado su mejor argumento, no logran sacar un sí de Beatriz y lograr sus mezquinas intenciones; ella no está del todo convencida en abortar a su hijo a que ellos despectivamente le llaman: nada; por lo que arremeten con un argumento más fuerte: Beatriz, si no abortas morirás tu… (silencio ante esa fuerte noticia y agregan) Beatriz es lo mejor para tu salud, por favor créenos, no tenemos otro interés que ayudarte a ti.

maniuplaciónTrato de comprender la fuerte impresión en el interior de Beatriz, que difícil y estresante momento, muy probablemente la petición que solicitará el aborto lícito de su hijo o hija haya nacido en ese instante… la propia muerte de Beatriz fue escenificada a detalle y el miedo a morir tomó posesión. Es difícil imaginar lo que ella pensó, pero creo que los proabortistas trabajaron fino para hacer creer a Beatriz que ella al dar a luz en término a su hijo acontecería lo que tanto ha temido: su propia muerte.

La resistencia de Beatriz ha claudicado, ya no tiene fuerzas para seguir luchando por su hijo, su vida está en riesgo y fallecerá, suenan tan convincentes los médicos, la  Ministra de Salud Pública, los abogados contratados por las abortistas y las mismas abortistas, más otro buen número personas que aparecieron de la nada autonombrándose peritos y aconsejando el homicidio de su hijo, delito que minimizaban en su máxima expresión disfrazándolo con una mentira como un pequeño costo de un gran bien: salvar la vida de Beatriz.

Aturdida por tanta persona que le coacciona, toma la decisión de adherirse a la propuesta malvadamente armada de los proabortistas. Se dispone y concede su representación legal y la de su hijo (sin tener la facultad de otorgar la representación legal de la vida de su hijo) a un grupo de abogados, que motivados por el dinero que generaría la despenalización del aborto, fraguan el argumento jurídico cuya punta de lanza es “el riesgo inminente de muerte de su representada” y que según ellos amparará a Beatriz, permitiéndole matar a su hijo o hija.

Pero no todo es tan sencillo, los que amamos el fin último del derecho, es decir, la justicia, estamos luchando fuertemente para expresarnos en contra de una mentira, contra esa ficción ilícita que plantean los proabortistas, que según ellos por repetirla constantemente la elevarán a categoría de verdad… que ilógico es ignorarnos, que estúpido es pensar que no desmentiremos, que no hablaremos la verdad. Nuestra sociedad puede estar paralizada por el miedo que ha generado tanta corrupción y egoísmo, pero dichos males no alcanza a las personas valientes y que su obrar es una constante expresión libre y voluntariamente de la verdad, y en este caso específico en defensa de la vida.

En un principio mencioné que existen dos frentes irreconciliables, el bien contra el mal, éste último se vale de la argucia para lograr sus fines, mientras que el bien tiene como su aliado a la verdad. Pues bueno, en el caso de Beatriz ambos frentes han dado la cara, han sido más que evidentes en su postura, para muestra el argumento que usa la Ministra de Salud y el conjunto de médicos subordinados a ella en el que buscan a toda costa la legalización del aborto, argumentando que es un “Aborto Terapéutico” y que es imprescindible realizarlo, cuando múltiples estudios han demostrado que no existe terapia alguna en dichos abortos, sino que es un asesinato con muchas consecuencias para toda la vida de la madre; mientras que en el otro frente, una mesa conformada por ginecólogos, psicólogos y psiquiatras del Instituto de Medicina Legal, se tomó la tarea de evaluar a Beatriz por orden de la Corte Suprema de Justicia y dictaminaron que en el caso de Beatriz “lo que se le ha vendido a la población no es verdad” y aclaro que he citado literalmente la expresión del Director del Instituto de Medicina Legal ante los medios de comunicación; pero quiero subrayar algo, nótese que la palabra aliada del bien, es decir “verdad”, brota de forma natural ante la argucia utilizada por la Ministra de Salud y su grupo de médicos, que busca evidentemente la despenalización del aborto. Lo que recomienda el Instituto de Medicina Legal es “un parto inducido” y no un aborto, que aunque le llamen “terapéutico” es siempre un homicidio y se atenta contra la vida de un ser humano, mientras que el parto inducido, se respeta la vida de la madre como la de su hijo o hija, y a la vez se honra y cumple la Constitución de la República y las demás normas jurídicas.

La Constitución de la República, establece claramente que el inicio de la vida es desde el momento de la concepción, según su art. 1 inciso segundo, el cual cito textualmente “Asimismo reconoce como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción.” Y por consiguiente, en su fallo tampoco vulnerarán el orden jerárquico de los bienes jurídicos que la Constitución de la República protege, es decir, que si reconocen a la persona humana como origen y fin de la actividad del Estado no le impondrán una pena muerte al hijo o hija de Beatriz, pues como poder del Estado usarán el contrapeso que le corresponde para encausar las intenciones de la Ministra de Salud que está a favor del aborto de Beatriz.

Mientras tanto las opiniones de la gente vienen y van, y es usual encontrar a personas en nuestro entorno desinformadas sobre temas tan transcendentales como el aborto, como los derechos fundamentales de las personas, como el derecho que tiene un niño que a pesar de padecer anencefalia, sigue siendo persona y tiene derecho a vivir. Alguien me dijo una vez “La ignorancia es atrevida”   y cuánta razón hay en esa expresión, muchos dan su opinión a la ligera y sin reparar que lo que hacen es repetir lo que otros dicen y asumirlo como verdad. Sin embargo, ¡existen muchos que hacen a un lado el ruido repetitivo de las grandes masas que han creído las mentiras de quienes tienen intereses mezquinos y egoístas, toman un tiempo para formarse e instruirse en la verdad y son esos los que con valentía alzan su voz, para defender a los indefensos, para extenderle su mano al desvalido, para defender el bien, defender la verdad, para defender la vida!

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