Por Roberto Leiva | El Salvador
En nuestro país los valores provida siguen prevaleciendo pese a la creciente propaganda abortista.
La cultura de muerte sigue presente en nuestra sociedad, y quienes prolongan el debate son por supuesto quienes están a favor del aborto ‘libre’, ‘gratuito’, ‘terapéutico’, y otras denominaciones y eufemismos que ocupan para el asesinato del no nacido. Además dicha cultura vende promiscuidad, libertinaje, anticonceptivos, homosexualidad, fertilización artificial, y una legislación desde sus propuestas.
Con claridad, poco a poco se vislumbra los motivos por los cuales muchas «organizaciones» en el país buscan que se apruebe el aborto, y una de las más graves premisas es la del comercio de órganos de no nacidos asesinados. Aborto es aplicar la pena de muerte a niños inocentes en el seno materno. Punto.
En El Salvador, distintas organizaciones realizan esfuerzos para mantener la cultura de vida. Sin financiación de multinacionales ni del gobierno mucho menos. Gente movida por la protección de la vida que a través de charlas, conferencias y otros métodos de difusión buscan contrarrestar la contracultura que otras entidades con un sinfín de recursos buscan imponer.
Si usted digita en el buscador de Google: «Provida», verá que a continuación el navegador le sugerirá palabras de complemento como «El Salvador, Chile y México». Es un orgullo que este país tan pequeño siga respetando la ley natural y el equilibrio armónico de la vida.
Muchos sostienen fuera del tema religioso que la Constitución de la República está desfasada con respecto al tema del aborto. Que ya tiene más de 30 años y que es obsoleta. Que no responde al nuevo orden mundial del aborto, y de la sexualidad sin valores ni moral.
Es absurdo que planteen que por antigüedad se modifique la ley. Que por ser carente de modernidad, de progreso. Qué poca seriedad. Imagínese si asesinar a sangre fría no sea un delito ya, porque proteger la vida es obsoleto, porque hay mucha gente en el país, por la razón que sea, es ridículo.
Es importante crear conciencia en el nivel que sea sobre la responsabilidad de defender la vida. Ya que para quienes no lo hacen, la vida es efímera, corta, volátil. Gente viene y va, muere y nace, como simples números más. Dedican tiempo y recursos para sembrar egoísmo, y preparar a personas para que apoyen tan oscura y extraviada postura. Es una gran responsabilidad trabajar a favor de la vida, no queda duda.
Junto al problema del aborto, no existe como tal una educación en valores adecuada para enfrentar el tema sobre todo para el sector de los más jóvenes. Según el Melisa Institute, los condones no evitan 100% los embarazos. Y el riesgo de generar uno con dichos anticonceptivos es del 85%. Existen otros métodos menos comunes, pero que no están al alcance de la población por distintos motivos. Sin embargo hay que decirlo, no hay ni uno solo que prevenga un embarazo al 100%. Ni uno solo.
Otros anticonceptivos como las píldoras provocan serios daños a la salud. No hay ni una sola que NO produzca efectos secundarios. Ni una. El ser humano está diseñado para procrear en una de sus funciones biológicas, no puede evitar generar vida desde su naturaleza.
Por eso, es fundamental que dicha formación sea desde el hogar y no delegar u obligar a otros, a ello porque nunca será igual. Y claro, con educación con fundamento, y no basada en mitos ni rumores.
En los últimos años hemos escuchado opiniones de algunos dirigentes de organizaciones con notable cantidad de recursos manifestándose a favor del aborto. Es de lamentar que no se llame a las cosas por su nombre y se utilicen palabras técnicas que, vaciadas de contenido, minimizan el compromiso social.
