Los argumentos estériles

Por: Roberto Leiva

Tematicas aborto

La defensa de la vida requiere todo el tiempo desbaratar una y otra vez las falacias abortistas. Cada día inventan una nueva, con tal de favorecer a la industria de la muerte, la regulación demográfica, y un sin fin de excusas.

Defender los derechos del bebé por nacer requiere de intenso afán de conocimiento sobre ciencia y ética. Dos cosas que van de la mano (al menos para quien persigue la honestidad y rectitud).

Quienes están en a favor del aborto, con una lista absurda de radicalismos, tienen una vastedad de argumentos que no tienen bases científicas. Lo escucharon de algún líder de lobby, de un docente, o de cualquiera de los grupos de presión, menos en una fuente que haya tenido el interés de basarse en la ciencia (sin intermediarios que la manipulen).

Marchas

Muchos critican que existan marchas en contra del aborto, y les llaman «en contra de la mujer», «en contra de los derechos reproductivos»; y un sin fin de falacias que quieren hacer pasar por derechos fundamentales e inalienables. Vaya manera de manipular el lenguaje para «ganar terreno».

Algunos sostienen que la gente «conservadora, retrógrada» es capaz de marchar para estar en contra del aborto, y no por temas como la corrupción, la paz o  el medio ambiente.

Quiere decir entonces, que cada vez que alguien haya marchado contra el aborto, tiene que informar cada vez a todos quienes están a favor del mismo, que también participarán en marchas contra la corrupción, a favor de la paz o de un medio ambiente sostenible ¡Por favor! Y gente que no marcha por absolutamente nada, se atreve a decir cosas como esta.

Bioética

Otros exponen que la bioética es un término inexistente, y que se lo inventaron las personas pro vida para respaldar sus argumentos, que bioética es una palabra que solo tiene validez o significado para quien la usa.

La bioética tiene sus principios entre los años cincuenta. Hay varios libros sobre ella que pueden ser consultados en internet. Se define en términos generales como «la rama de la ética dedicada a proveer los principios para la conducta más apropiada del ser humano respecto a la vida, tanto de la vida humana como de la vida no humana (animal y vegetal), así como al ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma».

Así como se preocupan de hablar cualquier cosa en redes sociales, tómense la molestia también  para buscar en el término en cuestión en idioma español, inglés, u otro que prefiera. Sírvase. Hallará de todo, pero siempre investigaciones, artículos y tratados con sumo consentimiento de procesos científicos, ya que tanto les gusta argumentar a bases con base en hechos comprobables y cuantificables.

«Aborto seguro»

Algo que muchos reclaman. El aborto seguro pretende que las usuarias asesinen al bebé por nacer y tener la garantía de no morir en el intento. Ni más, ni menos. Pero saben, el aborto seguro es el descarte de una vida, tenga o no tenga «forma de ser humano» como ridículamente sostienen algunos.

Es sorprendente cómo existen países que quieren «desarrollarse» con la inclusión del «aborto seguro». Es «modelo» de desarrollo que proponen naciones  que se sienten seguras de haber alcanzado ese estado (aún a costa de muchas vidas en gestación) ni siquiera es viable en muchos países en «vías de desarrollo» o tercermundistas como muchos hablan peyorativamente desde afuera.

La gente en estos países pobres no necesita esa miserable idea de desarrollo que conciben los especialistas de estas naciones. Por ejemplo la gente de estas regiones cuando van al hospital no pueden siquiera recibir medicamentos adecuados para enfermedades comunes, ni tratamientos de calidad ¿Y van a exigir que se implemente el aborto seguro sin apenas tener lo digno y básico en salud?

Hay nula reflexión en cuanto al tema. La idea  «pseudofeminista» de liberación y de reclamo de derechos les hace ver a mujeres que con el aborto seguro lograrán ser «plenas», como lo son muchas mujeres en los países pseudodesarrollados. Pero lo único que logran es que se hagan esclavas de un sistema que busca privilegiar económicamente a grupos de presión y empresas multimillonarias (sí, han hecho mucho dinero en los países «desarrollados» matando día tras día cada vida en gestación) ¿No pueden verlo?

Deberían más bien pedir que a la mujer se le respete, acompañe, y atienda, con los mejores cuidados y la mejor medicina para durante y después del embarzo ¿Por qué no invertir mejor en salvar vidas? ¿No es esa la labor de un hospital? Ah, paren, existe las clínicas abortivas. Donde hay galenos que se jactan de salvar vidas ¡Qué ironía!

Aborto seguro, pero aclaren para quién es seguro, y para quién no.

Retrógrada

Cuando una persona provida da uno o varios (como casi siempre es necesario) argumentos científicos para evitar los abortos. Muchas veces puede tener varias razones y argumentos en contra, o una tan sola (que es retrógrada).

Algunos proaborto tienen la costumbre de debatir con puras descalificaciones. Llamando retrógrada, religioso, medieval, feudal, y etcéteras, a quien defiende la vida de la mujer y del bebe por nacer. Por lo menos hay que fomentar una cultura sana del debate (para ambos bandos).

Sino tiene la capacidad de respetar a las personas y exponer las ideas de la causa que represente, absténgase. Deja muy mal parado a las personas que son colegas en la lucha.

Derecho a «decidir»

Muchas mujeres quieren librarse del yugo machista, ese que las coarta y las esclaviza día a día. Y una de sus peticiones es pedir un aborto libre, seguro y gratuito ¿A los hospitales privados? ¡No, al Estado!

Quieren que el Estado les patrocine los abortos que quieran y cuando quieran ¿No que muy libres y luchadoras de lo que quieren? No, ni tanto, necesitan ayuda para asesinar (y sobrevivir en el intento), quieren un cómplice, y encima, patrocinio. ¿Eso es un  derecho? ¿Es en serio?

No, al aborto seguro. Sí, a los cuidados y a los esfuerzos por salvar a los dos. Esto último debería de perseguirse, y no imponer lo otro, que favorece hasta terceros, como empresas y hasta el tráfico de órganos.

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