Falsa realidad sobre la despenalización del aborto

Por: Roberto Leiva |  El Salvador

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Muchas organizaciones millonarias como Amnistía Internacional consideran que es necesario despenalizar el aborto para que disminuya la mortalidad de las mujeres embarazadas.

Se toma el ejemplo de unos cuantos países en América Latina para poder contrastar dicha opinión que tiene como excusas garantizar un sostenido control en el índice de natalidad y mejorar  la economía, entre otras falacias, para admitir el aborto libre y gratuito.

En lado en América Latina el menor índice de mortalidad materna está en Sudamérica, en específico en Chile, con un índice de mortalidad de 26/100.000 disminuyendo un 87,9% la tasa de mortalidad materna desde que el aborto fue penalizado en el año 1989, desde 13,72 a 1,65 por 100.000 nacidos vivos.

El riesgo absoluto de muerte por aborto en Chile, excluyendo el embarazo ectópico, es de una en dos millones de mujeres en edad fértil, 0,045 por 100.000 nacidos vivos, una cifra mínima, comparable a la de los países desarrollados.

En tanto Cuba, con una política de aborto sin restricciones desde hace décadas, tiene una tasa de mortalidad materna de 53 defunciones por cada 100.000 nacidos vivos, aumentando el doble de la de Chile.

Podemos también observar que Guyana, que permitió el aborto desde el año 1996, tiene una tasa de mortalidad materna 30 veces superior a la de Chile. Un horror.

Cómo reducir la mortalidad materna

Los estudios del doctor chileno Elard Loch, dan algunas luces sobre cómo se puede combatir la mortalidad en las madres evitando desde la prevención genuina, sostenida y responsable, posibles muertes por querer abortar.

La primera. Programas de nutrición en establecimientos de la salud primaria y en colegios; acceso a educación primaria y secundaria.

Esto ayudaría a que la mujer, desde temprana edad, logre tener un sistema inmunológico óptimo y pueda tener una mejor esperanza de vida ante un sin fin de cantidades de variables que generen distorsiones en su organismo: plagas, enfermedades, alergias y más.

Educar a la mujer con el fin de que haga un uso eficiente de los servicios sanitarios y para que lleve a cabo un estilo de vida saludable. Por supuesto que desde nuestra realidad la primera queja es que no hay dicha infraestructura, de acuerdo, pero hay que luchar por crear hábitos. La carencia no quiere decir que no deba hacerse un esfuerzo por crear en la medida de lo posible hábitos higiénicos que permitan una mejor calidad de vida. Las excusas «válidas» para no tener sensibilidad ante la salud propia, deberían darse en condiciones donde no hay ni acceso a servicios básicos. Ahí, hay que actuar primero.

Mejorar el acceso al cuidado prenatal y postnatal es vital y un discurso latente en nuestra organización. De no insistirse en este punto, la neglicencia médica en la asistencia de mujeres embarazadas aumenta. Lastimosamente un sistema deficiente de salud no puede brindar dichas condiciones tan necesarias, sobre todo, ante un panorama de alto índice de natalidad en el país. La tasa anual de crecimiento de El Salvador para el periodo 2015-2020 será del (0.7%). Es decir, la población habrá crecido cerca de 45,000 personas en dicho periodo.

Pero ninguna o nula influencia sobre la morbilidad materna ejerce el status legal del aborto; por lo tanto se refutan así los argumentos emocionales de los que propiciaron y lucharon tanto por políticas abortivas considerando que su legalización reduciría la morbilidad de mujeres que accedieran a prácticas abortivas legales. Podríamos concluir afirmando una certeza inmutable y lógica; el aborto esté respaldado o no por una política legislativa favorable lo único que causa son más y más muertes de personas por nacer.

Hoy Chile es el segundo país más seguro para ser madre, habiendo superado a los Estados Unidos en 2008, siendo este un país que posee más recursos para invertir en educación y salud, y viéndose superado solo por Canadá.

En síntesis, hay un panorama breve en la relación entre disminución de la mortalidad materna y despenalización del aborto. Con datos sobre la mortalidad materna de la OMS , Banco Mundial, Unicef y The Lancet, se obtiene que efectivamente esta relación no se cumple sino que lo que caracteriza a los países que tienen una baja tasa de mortalidad materna es un incremento de la educación integral tanto del varón como de la mujer, acceso a las facilidades de salud materna, atención médica del parto, cobertura de agua potable junto con una legislación que protege al mismo tiempo a la madre y a la vida del niño por nacer, prohibiendo o restringiendo fuertemente el aborto inducido.

La despenalización del aborto, no disminuye la mortalidad materna.


  • http://interwp.cepal.org/cepalstat/WEB_cepalstat/Perfil_nacional_social.asp?Pais=SLV&idioma=e
  • http://centrodebioetica.org/2011/10/la-despenalizacion-del-aborto-no-disminuye-la-mortalidad-materna-la-experiencia-internacional/
  • http://centrodebioetica.org/2014/01/en-las-naciones-unidas-cientifico-chileno-refuta-mitos-sobre-aborto-y-mortalidad-materna/

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